Ocho horas antes del cocinado, se pone el conejo a remojo en agua mezclada con un vasito de vinagre blanco. Conseguimos con ello blanquearlo e hidratarlo para que esté más jugoso.
Para el aderezo, se prepara una salsa en la que mezclaremos la mayonesa, el tomate frito, un pimiento choricero y tres dientes de ajo, emulsionando la mezcla y aportando un poco de agua si fuese necesario para aclararla.
Se prepara el conejo en la parrilla, procurando elevarla unos diez centímetros sobre la brasa de sarmiento para un asado más lento, con varias vueltas de la pieza hasta que el aspecto esté bien dorado por las dos partes. Se sazona al gusto durante el asado y se sirve acompañado por la salsa reservada anteriormente, que también puede ir untándose durante el asado (opcional) para que la carne vaya cogiendo más sabor.